Un turbo es un sistema de sobrealimentación que se utiliza en la industria aeronáutica y pretende mejorar la eficiencia del motor. La potencia que genera un motor depende de la cantidad de oxígeno que es capaz de mezclar con combustible, por lo que, a más aire, más potencia.

El turbo se encuentra presente en la mayoría de los vehículos diésel, se trata de dos turbinas unidas al mismo eje. Una de ellas, gira gracias al contacto con los gases de escape que salen calientes del motor y con mucha presión. Al aumentar la presión del aire de admisión se aumenta la energía de los gases de escape, ya que es un sistema de retroalimentación.

El 99% de los vehículos de hoy en día que montan turbos son turbos de geometría fija o turbos de geometría variable.

Turbo de geometría fija:

El volumen de aire que entra por la turbina del gas de escape es siempre el mismo. A mayor tamaño de turbina, más gases de escape necesita.

Turbo de geometría variable (TGV o VGT):

Se trata de un turbo al que se le añaden unas aletas o álabes que varían su posición y hace que el turbo sea «más grande o pequeño» en función de los gases de escape que estén moviéndolo.

Las averías más frecuentes del turbo son la holgura del eje y la obstrucción de los álabes. Es importante también respetar los tiempos de calentamiento y enfriamiento del turbo